lunes, 30 de julio de 2012

Por un modelo económico diversificado, sustentable e inclusivo para Villa Carlos Paz

José A. Casas
Profesor en Historia

El actual modelo turístico-rentístico
Cuando se habla de consensos en nuestra sociedad, uno de los paradigmas que emergen sobre el trono de lo indiscutido es el modelo turístico-rentístico sobre el que se sostiene la estructura socioeconómica de la ciudad. Sus orígenes históricos se remontan a un proceso iniciado gradualmente entre las décadas de 1910 y 1920, y consolidado en los años siguientes a través del fabuloso negocio de la tierra que posibilitó la afirmación de una poderosa burguesía comercial urbana y turística. Esta burguesía, que reemplazó como sector dominante a la burguesía rural de las grandes estancias, cimentó su posición en base a las actividades de servicios (hotelería, gastronomía, comercio) y la construcción; esta última permitió, a su vez, la emergencia de un grupo con gran peso en nuestra comunidad como el inmobiliario, cuyo factor de crecimiento se ancló desde entonces, fundamentalmente, en lo producido por la renta de los bienes inmuebles. De esta manera, la profunda y vertiginosa transformación que significó para la sociedad carlospacense su conformación como centro urbano estuvo ineludiblemente ligada al predominio de un modelo económico centrado en el turismo, sector cuyo dinamismo y capacidad de influencia política le permitió a sus principales actores sentar las bases de un proyecto verdaderamente hegemónico.
Básicamente, la hegemonía del sector turístico y rentístico se define por la gran preeminencia de un sector económico por sobre el resto, en un porcentaje tal que, de acuerdo a las cifras que han dado algunos de los pocos estudios que se conocen, alcanza para caracterizar a dicho modelo como virtualmente monoproductivo (de acuerdo al Plan Estratégico de Desarrollo Turístico Sustentable de Villa Carlos Paz presentado en el año 2009, el sector de servicios participa en el 82,76% del producto). Dicha preeminencia, además, se ha consolidado políticamente a través de una superestructura jurídico-institucional que, en su máxima expresión constitucional, ha definido a la ciudad como turística, de acuerdo al artículo 10 de la Carta Orgánica Municipal (COM). Esto es, a través del mandato de la COM -es decir, de forma jurídica y no sólo de hecho, como había pasado hasta entonces- el municipio ha debido seguir estructurándose institucional y económicamente en función de cumplir con este precepto nuestra carta magna local. Por ello, no debe sorprendernos que la configuración de los organigramas y presupuestos de los últimos gobiernos municipales sigan al pie de la letra el apuntalamiento de este modelo. Las importantes sumas destinadas a la secretaría de turismo y al CAPTUR, así como la tasa del 10% de promoción de turismo que pagamos todos con el impuesto que incide sobre los inmuebles, son un claro ejemplo de un aparato de poder político que tiene, en este sentido, una marcada direccionalidad en sus acciones.
Pero el mayor apoyo del Estado local está más en lo que deja hacer que en lo que hace. Más que las medidas y acciones que el municipio establece a favor de la hegemonía del modelo turístico-rentístico –las que a veces, incluso, pueden dirigirse en contra, debido por ejemplo a la acción ciudadana a favor de una mayor democratización de determinadas políticas municipales-, lo que más favorece a este último es la posibilidad de aprovechar sus “ventajas comparativas” en un contexto donde el Estado deja que el mercado decida qué sectores o grupos sociales obtendrán una mayor porción del producto interno. En este contexto, el mayor capital político, económico, social, cultural y hasta simbólico de los grupos dominantes locales les permite, en un marco de casi virtual ausencia de mediación estatal, captar la mayor parte de la riqueza social producida, lo que les asegura además el privilegio de acceder en forma más ventajosa que el resto a los bienes materiales e inmateriales más indispensables: tierra, vivienda, salud, educación, seguridad, justicia, etc.
Sus efectos económicos y sociales
Ahora bien, así como el modelo turístico-rentístico carlospacense presenta -como en todos los sistemas monoespecializados- en condiciones de funcionamiento óptimas importantes beneficios a la comunidad (cuyo mayor o menor alcance depende de los mecanismos de asignación de los recursos implementados), también origina una serie de dificultades y consecuencias sociales cuando dichas condiciones se atenúan, deterioran o bien desaparecen. Y los habitantes de esta ciudad conocemos muy bien estos procesos. Durante la temporada de verano –que se extiende dos meses, entre enero y febrero- la masiva concurrencia de turistas representa una formidable masa de divisas que entran a Villa Carlos Paz. Es el momento del año cuando se da la plena ocupación laboral, que posibilita la concurrencia de otros beneficios públicos, como el momento de mayor pago de impuestos y, con ello, el reforzamiento del fisco municipal para atender las múltiples demandas ciudadanas.
Sin embargo, tras el apogeo del verano, las expectativas turísticas se ven dramáticamente reducidas durante la “temporada baja”, quedando las mismas reducidas a las posibilidades que ofrecen en ciertos momentos del año determinados feriados o las vacaciones escolares de invierno. Si bien esas fechas brindan un refugio ante el larguísimo y duro “invierno” local, lo hacen con una intensidad y unos efectos mucho menores que los de la época estival. Por ende, en esos meses el panorama cambia abruptamente: se dejan sin efecto numerosos de los empleos semi-formales ofrecidos en el verano, razón por la cual familias enteras deben buscar otras oportunidades de supervivencia, que varias de ellas encuentran en los trabajos informales. Otras, menos afortunadas, sufren el flagelo de la desocupación o subocupación, mientras que otra parte de esa mano de obra desocupada trata de insertarse en el empleo público, o bien encontrar en la gran urbe próxima –Córdoba- un trabajo o emprendimiento más estable y seguro que el ofrecido en la temporada veraniega.
Estos desajustes económicos traen consigo, asimismo, profundas desarticulaciones sociales. La falta de certidumbre en el presente y futuro de los grupos familiares golpea muy duro en las relaciones de sus integrantes. El estrés provocado por la carencia de dinero, sumado a la imposibilidad de planear un futuro a mediano y largo plazo, va desgastando la convivencia y esperanzas de muchas familias. En ese contexto, las vías de escape a esa dura realidad contribuyen a provocar la desintegración de numerosas de esas unidades sociales, cruzadas por las separaciones, la violencia familiar y el flagelo de las adicciones, entre otros factores.
Por otra parte, la carencia de recursos también alcanza un fuerte componente político, pues deja a muchos ciudadanos en condiciones de vulnerabilidad ante las acciones clientelares de ciertos políticos de turno, que tratan de convertir de esta manera la necesidad de la gente en capital electoral. En síntesis, la hegemonía del modelo turístico-rentístico que el municipio contribuye a consolidar y expandir trae consigo, más allá de sus beneficios puntuales y temporales, profundas consecuencias sociales y políticas, donde los sectores dominantes de este campo económico, a través de diversos mecanismos formales e informales, logran concentrar la riqueza generada por el trabajo, mientras que gran parte de la población trabajadora debe padecer de diversas maneras la falta de una mayor y justa redistribución de ese ingreso que su trabajo y dedicación ayudan a capitalizar. Sin embargo, la injusta distribución del ingreso generado no es el único ni principal factor de este modelo.
Las desventajas del modelo monoproductivo
Diversos y numerosos estudios sobre el impacto que tuvo en América Latina la crisis desatada como consecuencia del crack de Wall Street a fines de 1929, han remarcado que las economías más golpeadas de esos países fueron aquellas que se hallaban escasamente diversificadas. En la mayoría de los países de América Central, el predominio de la monoproducción -en un contexto de globalización capitalista donde se hallaban insertos sus aparatos productivos y comerciales- los hizo sumamente vulnerables a los virajes en la demanda externa, pues no había otros sectores que tuviesen el mismo dinamismo para poder compensar la caída del sector dominante en determinados contextos, el más grave de todos iniciado a principios de los años ‘30. En cambio, economías más diversificadas, como las de Argentina, México y Brasil, pudieron enfrentar esta crisis en mejores condiciones, incluso aprovechando la misma para fortalecer otros sectores con menor desarrollo, como el industrial. Fueron los tiempos de los procesos de industrialización por sustitución interna (ISI), a partir de los cuales se empezaron a sentar las bases del futuro Estado de Bienestar que se instaló en esos países pocos años después y que significó la ampliación de la ciudadanía política, económica y social de las clases populares hasta entonces relegadas.
Teniendo en cuenta esto, vemos –y lo hemos comprobado más de una vez en las últimas décadas- que el cuasi monopolio turístico que tenemos en Villa Carlos Paz se halla expuesto, por las características de su orientación al mercado interno, a los vaivenes del panorama político y económico nacional (y, en menor grado, provincial). Por experiencia propia, sabemos que en épocas de bonanza económica, ese mercado interno se moviliza masivamente hacia los principales centros turísticos, generando grandes movimientos de dinero que son aprovechados por la población de estos lugares (como pasó en las últimas temporadas en Villa Carlos Paz). Pero, cuando llegan los tiempos de “vacas flacas”, la necesidad de ajustar los presupuestos familiares empiezan por los gastos considerados como no urgentes, y allí, para desgracia de las localidades turísticas, uno de los primeros afectados son los recursos destinados al tiempo de ocio y recreación. Son los momentos en que aparecen las temporadas flojas, que hacen que el largo invierno sea percibido y sentido más extenso que el que le sigue a un “buen verano”. Con menos trabajo e ingresos, las dificultades económicas de las familias trabajadoras se acentúan, así como los efectos antes descritos.
Pero así como la inestabilidad política y económica afecta al desarrollo turístico, también recae fuertemente sobre el campo de la construcción y el aprovechamiento rentístico de las edificaciones ya consolidadas. Por estos días, ya se pueden ver las consecuencias de un menor crecimiento de la actividad económica, que afecta en primer lugar a las fuentes de trabajo directo que origina esta actividad, y que de seguir proyectándose hacia los meses siguientes repercutirá decididamente sobre la oferta de alquileres y compra-venta de propiedades raíces, tal como ya ha ocurrido en las épocas más críticas de nuestra historia.
Y aquí es que entra en consideración el problema de la monoespecialización turística-rentística. Porque, justamente, la debilidad de los restantes sectores productivos locales hace que éstos no puedan convertirse en motores que atemperen el impacto negativo de una mala temporada. En el caso de la limitada industria existente, al encontrarse ésta tan vinculada a la demanda turística no puede evitar los efectos de esos períodos críticos; mientras que el resto de las actividades productivas alcanzan tan reducida escala, que pese a que muchas de ellas no necesariamente están ligadas a las fluctuaciones del principal motor de la economía local, no llegan a presentarse como una alternativa que satisfaga la demanda de trabajo y servicios que genera el modelo hegemónico vigente.
Abramos el debate para generar una alternativa
En definitiva, la economía local, al centrarse mayoritariamente en el campo turístico-rentístico, se encuentra fuertemente expuesta a las oscilaciones externas de las que depende su funcionamiento –y a las cuales no controla-. Si bien la proximidad del gran mercado de trabajo y oportunidades comerciales que es la ciudad de Córdoba atenúa el impacto negativo antes descrito, el propio empuje urbanístico y demográfico que caracteriza a nuestra ciudad sigue exponiendo la fragilidad e inestabilidad del modelo económico imperante. Cada año, cientos de nuevos habitantes se agregan al entramado poblacional de Villa Carlos Paz, de los que un porcentaje apreciable se incorporan a la demanda por el cumplimiento de los derechos cívicos previstos en la Carta Orgánica de la ciudad. Trabajo, vivienda, servicios públicos, educación salud, etc., son parte de las principales preocupaciones de los ciudadanos, muchos de los cuales lejos están de poder acceder al legítimo goce de los mismos (basta dirigirse a los medios de comunicación locales y comprobar esta aseveración). Esa imposibilidad, como vimos, está directamente ligada a una estructura productiva y comercial que prioriza la acumulación sobre la redistribución, en el marco de un Estado local que deja en manos del mercado la asignación de los recursos producidos por el trabajo de los carlospacenses.
Por ello, más que nunca se hace necesario un debate profundo sobre el presente y futuro de la estructura productiva local, que logre superar las principales deficiencias de la misma: monoespecialización, excesiva concentración de la riqueza, precariedad laboral, desempleo, un negativo impacto ambiental, y las consecuencias sociales y culturales de todas ellas (violencia familiar, adicciones, marginación, criminalidad, falta de identidad). En el proceso de construcción de esa alternativa, el debate debe ser lo más amplio y democrático posible, teniendo presente que ese nuevo modelo socioeconómico debe ser pensado para toda la población. Y, con esa meta principal, se pueden fijar los principales ejes de acción, como la diversificación productiva, una mayor redistribución de los ingresos, una estructura impositiva progresiva, el fomento al trabajo local, y la sustentabilidad ambiental. La ciudad no sólo está compuesta por los grupos más encumbrados del campo turístico y rentístico, sino por un conjunto amplio de sectores vinculados al trabajo en sus múltiples formas.
Retomando la Carta Orgánica Municipal, tenemos que tener presente que son varios los artículos que hablan de un desarrollo socioeconómico y socioambiental que posibilite el pleno cumplimiento de los derechos constitucionales de todos los carlospacenses. En ese camino por seguir, que es un deber y no una opción, la construcción de un modelo productivo diversificado, sustentable e inclusivo, es una meta imposible de seguir dejando de lado. No debemos olvidar que un Estado que se autoproclama democrático deja de cobrar sustento como tal cuando una buena parte de su población está desprovista de acceder a una vida digna y en respeto a los derechos humanos más elementales. Por ende, construir y aplicar las herramientas que hagan realidad el mandato de nuestras normas constitucionales no sólo conllevará al bienestar público, sino que también contribuirá a otorgarle contenido a esa DEMOCRACIA que tanto dolor y esfuerzo nos costó conseguir.

lunes, 23 de julio de 2012

Por Danilo Castelli

En Carlos Paz hay talleres textiles clandestinos, con personas trabajando en condiciones de semi-esclavitud. Si bien este modelo de tercerización es aprovechado por marcas de ropa en todo el mundo, en Carlos Paz la provisión de mano de obra a este trabajo humillante es posibilitada por un modelo económico local donde la mayoría de las familias trabajadoras deben sacar lo máximo posible de los dos meses de temporada y rebuscársela el resto del año.
http://carlospazvivo.com/carlos-paz/ciudad/10642-textiles-clandestinos-en-carlos-paz

sábado, 21 de julio de 2012

Está en marcha la primera hemeroteca pública de Villa Carlos Paz

El grupo Huellas de la Historia, la Fundación Ciudadanos 365, la revista guiARTE en la cultura, y el Centro Vecinal de barrio El Cu Cú comenzaron esta semana con los primeros trabajos para la creación de la primera hemeroteca pública de Villa Carlos Paz.

http://www.lajornadaweb.com.ar/esta-en-marcha-la-primera-hemeroteca-publica-de-villa-carlos-paz/

viernes, 20 de julio de 2012

Campito de Bustos. Carta abierta al señor Intendente Esteban Avilés


Por Vecinos Autoconvocados en defensa de El Campito de Bustos
Desde hace un tiempo organizaciones ambientales y vecinos del Sur de nuestra ciudad venimos alertando sobre las consecuencias diarias y potenciales del avance urbanístico sobre uno de los espacios que han logrado conservar la presencia de numerosas especies que pertenecen al bosque nativo de la región. Ese lugar, popularmente conocido como «El campito de Bustos», resguarda la presencia de varios algarrobos cuya edad, en determinados casos, supera largamente el siglo de existencia.
Pero no sólo su importancia radica en su valor ambiental. También lo es por la riqueza de su legado histórico. En 1896, una extensión de territorio que iba desde el actual barrio de Las Rosas Centro hasta los límites de Sol y Río, y del río San Antonio hasta los puntos más elevados de las Sierras Chicas, fue donada al señor Cruz Palacios por las hermanas Francisca y Tránsito Tissera en agradecimiento a los servicios prestados como capataz en su propiedad rural. Una vez en poder de las mismas, Palacios construyó las primeras viviendas que permitieron el inicio del proceso de poblamiento definitivo de la zona Sur de nuestra localidad. Allí, se dedicó a las actividades rurales, sembrando maíz y criando animales para la supervivencia de su grupo familiar. Asimismo, construyó un cortadero de ladrillos que le brindó trabajo a la peonada que se había asentado en la zona.
Por otra parte, una fracción de estas tierras fue transferida en 1903 por parte de Cruz Palacios a Carlos N. Paz para la construcción de la toma de su canal, el cual construyó entre 1904 y 1906, siendo el primer antecedente de una obra de infraestructura que posibilitaba, además del riego, agua corriente para las casas que el propietario de la Santa Leocadia iba erigiendo en su propiedad.
Tras su muerte, la propiedad se dividió entre sus hijos. Uno de ellos, llamado Luis Palacios, vendió su parte a Juan Irós, quien dio comienzo en 1928 la urbanización del loteo con fines turísticos conocido como Villa Independencia. En cambio, una de sus hijas, María Palacios, se quedó con su heredad, viviendo en uno de los pocos ranchos que había en la zona. Mujer de amplios conocimientos y recta actitud, María era respetada en toda la región, hasta tal punto que allí mismo se hizo una reunión con importantes personalidades de la vida política y social de la provincia, como el gobernador Ramón Cárcano y el Cura Brochero, donde se acordó el paso del camino hacia las Altas Cumbres por esas tierras. Por suerte, esa vivienda todavía existe, y sin dudas es una de las más antiguas que queda en pie de la historia moderna de nuestra ciudad.
Con el paso del tiempo, las tierras restantes que habían pertenecido a Cruz Palacios se fueron vendiendo, dando origen a varios de los barrios del Sur de Villa Carlos Paz, como Sol y Río, Villa del Río y Las Rosas Centro. Sin embargo, uno de esos loteos -que hoy conocemos como el campito de Bustos-, quedó al margen de este impulso urbanizador hasta estos últimos años, cuando de forma progresiva se fueron extendiendo los primeros alambrados y levantando las primeras casas. Por suerte, varias de éstas conservaron los algarrobos más añejos, aunque en determinado momento la instalación de un circo acabó con algunos de estos ejemplares.
Hasta hace pocos meses atrás, todavía el sector de mayor riqueza natural y cultural se mantenía al margen de esta avanzada de alambres y cemento. Pero, lamentablemente, quienes tenemos un especial sentimiento hacia este increíble lugar nos hemos visto en estas últimas semanas  ingrata y dolorosamente sorprendidos por los tendidos de alambres que anticipan, junto con los carteles correspondientes, el futuro loteamiento de estas tierras. Con sumo dolor, debimos contemplar cómo el futuro de esos grandes algarrobos y todas las especies que conforman ese verdadero pulmón del bosque chaqueño serrano han quedado en manos de la discrecionalidad e intereses privados, mientras que algunos funcionarios del Municipio nos decían que eso era propiedad privada y, por tanto, no podían hacer nada. Sin embargo, cuando se demostró que el Estado puede declarar sujeto a expropiación un bien inmueble si considera que es de utilidad pública, esgrimieron el argumento del presupuesto, diciendo que no había dinero para llevar a cabo tal medida. Con respecto a este punto, también venimos sosteniendo que el cumplimiento de los derechos que tenemos como ciudadanos garantizados por nuestras cartas constitucionales no puede dejarse de lado por cuestiones presupuestarias, las cuales además no dependen de una cuestión técnica sino de una decisión política que priorice determinadas erogaciones sobre otras.
Varios artículos constitucionales contienen estos derechos. El primero de ellos es el artículo 41 de la Constitución Nacional, donde se expresa en una parte que «Las autoridades proveerán a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales». Por último, quisiéramos transcribir el artículo 43 de la Carta Orgánica Municipal, que dice: «Las riquezas antropológicas, históricas, documentales, bibliográficas y edilicias, los valores artísticos y científicos, así como el paisaje y entorno natural, cualesquiera fueran sus titulares, forman parte del patrimonio cultural de la comunidad. Están bajo tutela del Municipio, conforme a las normas respectivas, dispone las acciones que sean necesarias para su defensa. Se prohíbe su  concesión, traslado, privatización o enajenación, cuando estos alteren los fines que le dieran origen».
Además de todas las razones expuestas, queda una más por expresar: el Campito de Bustos ha servido de nexo de comunicación por décadas entre Villa Independencia y Sol y Río con los barrios de Villa del Río y siguientes, lo cual ha dejado una marca indeleble en los recuerdos e historias de los vecinos que allí habitan. Por ello, creemos que lo patrimonial no es algo que se considere únicamente como «viejo», «antiguo»; se debe entender también, en un contexto amplio, que un bien es patrimonial cuando contiene valores intrínsecos que hacen a la aceptación y amor de la gente que los usa o aprecia.
En vista de todo lo expresado, los vecinos preocupados y movilizados por la preservación de un bien patrimonial muy caro al acervo cultural de los barrios del Sur de la ciudad le solicitamos que implemente todas las medidas necesarias a fin de preservar «El Campito de Bustos» como bien público de todos los carlospacenses. Proponemos que se tenga a consideración, una vez cumplida esta meta, nuestra propuesta de que se disponga la creación de un espacio destinado a la educación y concientización ambiental y cultural, que permita seguir difundiendo en la comunidad la importancia de cuidar los bienes que hacen a nuestra propia identidad. Asimismo, y en virtud de la rapidez con que se llevan a cabo los loteamientos, le solicitamos tenga usted a bien considerar llevar a cabo las acciones con la urgencia que amerita el caso, pues creemos que de seguir el actual estado de cosas la pérdida de nuestro patrimonio será irreparable. Todavía hay tiempo para actuar, y depositamos el cumplimiento de estos derechos en la responsabilidad que el actual gobierno tiene a su cargo.
Sin más, y esperando vuestra pronta respuesta, le saludan cordialmente.
Vecinos Autoconvocados en defensa de El Campito de Bustos
vecinosporelcampitodebustos@yahoo.com.ar

jueves, 12 de julio de 2012

La lucha de los vecinos de Sol y Río: un balance histórico



Introducción

No va a ser ésta una cronología de la lucha de los vecinos de Sol y Río ni una síntesis de los argumentos que le dan sustento científico y legal. Tampoco será una crónica de la corrupción gubernamental sistémica, de la complicidad de algunos políticos con este nuevo avasallamiento a los derechos de los ciudadanos comunes, y de la responsabilidad de algunos medios de comunicación en la desinformación de la opinión pública. Para todo esto, consideramos suficiente remitirse los propios medios de comunicación que los vecinos han creado para difundir las causas y acciones de su lucha, como solyriodepie.blogspot.com y noalaestacionilegal.blogspot.com.ar. Nuestro propósito aquí es analizar las repercusiones inmediatas y a largo plazo de esta lucha vecinal en la cultura y la política de Villa Carlos Paz. El primer paso es contextualizar esta lucha históricamente.

Contexto nacional y mundial. La conciencia ecológica ha evolucionado muchísimo en las últimas décadas. Cada vez es menos discutible que si la humanidad no adopta un modelo de desarrollo ecológicamente sustentable, nos dirigimos a una catástrofe global. En Argentina los desastres socio-ambientales del neoliberalismo han impulsado el surgimiento de nuevos movimientos sociales (colectivos campesinos, asambleas ciudadanas, medios de comunicación alternativos, grupos de reflexión interdisciplinarios) con una crítica radical al modelo económico y social, los posicionamientos políticos que lo sostienen, y el paradigma de desarrollo que lo fundamenta.

Contexto provincial. La Provincia de Córdoba tiene entre sus principales flagelos a los agronegocios y la especulación inmobiliaria, principales causantes del desmonte de sus bosques nativos y la consecuente crisis hídrica. El escándalo de la Ley de Bosques en el 2010, cuyo proyecto armado de manera participativa fue modificado por la Legislatura -siguiendo órdenes del Gobernador- priorizando los intereses del lobby ruralista, es un índice del compromiso de la élite política con las corporaciones beneficiarias de este modelo. La instalación por EPEC de una subestación transformadora en un predio de la Comuna de San Antonio de Arredondo colindante al barrio Sol y Río responde a los intereses de una empresa inmobiliaria (GAMA S.A.) que tiene planificada la construcción de un barrio privado en esa zona. La impunidad para la violación de las leyes ambientales ha sido garantizada por el gobierno y el poder judicial provincial.

Contexto local. Los carlospacenses tenemos una rica tradición de movilizaciones vecinales donde grupos de ciudadanos de la Villa, con poco o ningún apoyo político, se autoorganizaron en defensa de sus derechos vulnerados por emprendimientos gubernamentales y/o privados. La complicidad –y participación, en algunos casos- de los últimos gobiernos municipales con este tipo de proyectos, al cerrar las vías institucionales para la canalización de las demandas ciudadanas en contra de los mismos, fomentó la participación y movilización de los vecinos en su lucha por defender sus derechos ciudadanos a una vida social y ambientalmente sustentable. La lucha contra el dique en Cuesta Blanca (que cristalizó en la Asociación Amigos del Río San Antonio - ADARSA), contra la instalación de choperas en Barrio Colinas, por la seguridad vial en la Avenida Cárcano, contra la urbanización Le Quartier de la Montagne (hoy View Lake) sobre las laderas de nuestras montañas, contra el acueducto desde el Lago San Roque al country Tierralta y contra la privatización de la costanera por la Corporación Nuevo Puerto San Roque, constituyen el sedimento histórico de la lucha de los vecinos de Sol y Río (cuya asamblea adoptó originariamente el nombre “Sol y Río de Pie”). Incluso algunos de los referentes y aliados de esta gesta fueron partícipes de las movilizaciones anteriores. Todas estas experiencias crearon un punto de partida avanzado, sustentado en una estrategia tanto legal y político-institucional como cultural, en una organizada campaña de información y de comunicación, y en una relativa horizontalidad en la toma de decisiones mediante el debate entre vecinos.

Consecuencias inmediatas

Nada dejó más claro el divorcio entre parte de la clase política y la sociedad civil carlospacense que la indiferencia del gobierno municipal encabezado por Carlos Felpeto ante el reclamo de los vecinos y su hostilidad desde el primer día de la huelga (expresada en varios discursos y acciones descalificantes). Esto sin duda contribuyó a elevar la indignación popular contra el carácter escasamente democrático y republicano que terminó por adquirir la gestión anterior, que cristalizó en la caída de un régimen político que se había caracterizado por responder, principalmente, a las demandas de aquellas corporaciones que, en pos únicamente del lucro propio, pusieron –y ponen- en riesgo la viabilidad socioambiental de nuestra comunidad.

Asimismo, la lucha de los vecinos de Sol y Río volvió a dejar en evidencia la postergación de los barrios del sur de la ciudad, con graves carencias en obra pública, servicios, y transporte. Esto influyó en el énfasis que tuvo la cuestión de la descentralización municipal en las distintas plataformas electorales.

La concientización realizada sobre la contaminación electromagnética y el principio precautorio de la ley de ambiente  tuvo el mérito de demostrar una relación directa entre el cuidado del ambiente y el cuidado de la salud pública. También ha demostrado que, como dice el fiscal Antonio Gómez, “detrás de cada delito ambiental hay un funcionario corrupto”. La exposición del rol de la empresa GAMA (que donó el territorio donde se ha emplazado la planta) ha hecho visible el entramado entre la especulación inmobiliaria y el poder político y judicial de la Provincia. El discurso de las corporaciones que degradan el ambiente, basado en la falacia de que el ambientalismo está contra el progreso y el bienestar social, está cada vez más deslegitimado.

La asamblea “Sol y Río de Pie” fue la principal impulsora de la creación de las Asambleas Unidas de las Sierras, una red de los colectivos ambientalistas del Sur de Punilla que permitió establecer nuevos contactos entre vecinos de Villa Carlos Paz, San Antonio, Icho Cruz, Tanti, y otras localidades de la Provincia. Paralelamente, a través de internet y las redes sociales, se hizo contacto con otras asambleas vecinales del país con el mismo problema de la instalación arbitraria de subestaciones transformadoras. Esto ha tenido su fruto en la reciente audiencia pública en el Congreso de la Nación y la formación de la Red de Pueblos Irradiados.

La repercusión en la agenda de los medios locales e incluso de algunos medios provinciales abrió la posibilidad para la creación del programa radial Kamichingón, en un espacio cedido por una FM local. Kamichingón (“En defensa de las sierras”) fue un programa dedicado íntegramente a la concientización ambiental y manejado por un grupo de vecinos. En sus meses de duración contribuyó a la concientización ambiental del sur de Punilla con entrevistas a vecinos ambientalistas y políticos en campaña, profesionales de las ciencias naturales, e informes sobre luchas socio-ambientales locales y foráneas.

Tampoco puede desdeñarse la influencia que ha tenido esta lucha, en conjunto con las gestiones del Foro Urbano Ambiental Permanente, en la instalación pública de la necesidad de una Secretaría de Ambiente municipal. El nombre de la nueva Secretaría de Desarrollo Urbano Ambiental representa un avance hacia otra noción del desarrollo. La creación del Departamento de Gestión y Educación Ambiental dependiente de esa Secretaría es un paso dado en la dirección de tomar conciencia que el ambiente es algo que no puede estar diluido.

Un parteaguas en la sociedad carlospacense

A partir de la lucha de los vecinos autoconvocados de Sol y Río se ha visibilizado en nuestra ciudad el problema de la contaminación electromagnética. Incluso si predomina en algunos el escepticismo y la indiferencia, ya no existe la misma ignorancia que antes.

Los vecinos de Sol y Río han presentado el primer amparo ambiental de la ciudad. Además de desnudar el desconocimiento de los jueces provinciales en derecho ambiental, hoy es objeto de examen en el entorno de la jurisprudencia.

El común de los medios de comunicación, incluso aquellos espacios hostiles por anti-ambientalismo de sus conductores y/o cercanía a las corporaciones cuestionadas, tuvieron que jerarquizar el tema socioambiental. Los políticos locales (y también de San Antonio de Arredondo), ante la magnitud pública que alcanzó la problemática, se vieron obligados a preparar un discurso sobre ambiente para sus campañas electorales de 2011. Si bien el ambiente está lejos de recibir la prioridad que la ciudadanía necesita, hoy ya no es posible quitarlo de la agenda.

Pero más importante que lo anterior es que se ha fijado un nuevo estándar en las luchas populares locales. La carpa en los jardines municipales, con una inédita huelga de hambre que duró más de 40 días, es una lección incorporada tanto por los políticos locales como por los vecinos: ante la indiferencia por parte de las autoridades municipales hacia una demanda popular sentida, hay una nueva posibilidad de presión política y difusión del conflicto.

Conclusión

Hoy se podrá decir que los vecinos no han logrado que se traslade la planta, que están fragmentados, que la población generalmente sigue siendo ignorante y apática respecto a la contaminación electromagnética, que la causa judicial está estancada, que a pesar de cierto cambio en el discurso y la actitud del Municipio, sigue sin haber un firme compromiso político contra la ilegalidad de la planta, que la situación de postergación de los barrios del Sur todavía está lejos de ser resuelta, y que a pesar de los avances de la nueva área de ambiente en cuanto a lo educativo, la política ambiental del Municipio (cuya responsabilidad operativa recae sobre la Secretaría, no sobre el Departamento) deja bastante que desear.

Pero no debemos quedarnos en una visión cortoplacista y coyunturalista. La lucha de los vecinos contra Le Quartier de la Montagne todavía no ha logrado impedir que ese country encubierto (hoy llamado View Lake) siga avanzando sobre la ladera, pero sin esa lucha muy probablemente no tendríamos el marcado componente verde de nuestra Carta Orgánica Municipal, no hubiera habido un nuevo impulso para la protección de las laderas (ordenanza AP1), ni existiría la reciente Aula Ambiental, ubicada en el predio expropiado a la ex Montaña Mágica.

A veces los mismos protagonistas de la historia pueden no tomar dimensión de la significación histórica de sus actos. Desde Carlos Paz Despierta dedicamos esta nota a aportar en este sentido. Más allá del desenlace de esta lucha particular, su legado para las luchas actuales y futuras es irreversible. No solo afirmamos que esta lucha particular no está perdida, sino que ella es fruto y abono de un proceso histórico hacia una mayor y mejor participación ciudadana, un compromiso más fuerte con nuestros derechos sociales y ambientales, y una conciencia más amplia y profunda sobre la relación entre sociedad y naturaleza.

Carlos Paz Despierta
carlospazdespierta@gmail.com

miércoles, 11 de julio de 2012

Por José Casas
Estoy harto del discurso neoliberal de nuestros funcionarios y buena parte de los comunicadores sociales de esta ciudad. Nuestra querida Villa Carlos Paz no es una "marca" ni un "producto", sino una comunidad de personas que sueñan, trabajan, ríen, sufren, lloran y viven tratando de hacer de esta tierra un mejor lugar para todos. Tampoco los gays son un "segmento", sino seres humanos como cualquier otro, que merecen ser apreciados por su humanidad y no por ser una fuente de dinero. Y el turismo anhelado por varios, el del "sector ABC 1", es el de la miserable clase dominante que además de no gastar un mango de tan miserables que son, no vendría a una ciudad que se construyó alrededor del turismo popular. Para los que no lo saben, en una época tuvimos el turismo aristocrático que algunos sueñan traer a la villa con proyectos tan delirantes como la baja de impuestos para emprendimientos hoteleros de 4 y 5 estrellas. ¿Y saben qué? nunca tuvo ese turismo selecto el rol dinámico y transformador que alcanzó el turismo de masas iniciado a mediados de la centuria pasada. Nuestra comunidad alcanzó su rasgo turístico no por un turismo de "clase alta", sino por el aporte de los trabajadores que, como habitantes y turistas, forjaron la gran ciudad en la que vivimos. En definitiva, la deconstrucción de este discurso apela a que no sigamos aceptando una mirada que nos cosifica y nos convierte en un simple valor de cambio. Rescatemos el valor que tenemos como seres humanos y los principios que nos llevan a sentirnos más cerca y actuar en favor del otro, porque una sociedad justa para los carlospacenses no se construye a partir del individualismo competitivo que triunfa sobre el "fracaso" de su semejante, sino que se erige y se consolida a partir de la solidaridad y la cooperación desinteresada de todos los vecinos.