martes, 7 de agosto de 2012

¿Qué hay detrás del rechazo a la feria "El Progreso"?


Ante el pedido del Centro Comercial de nuestra ciudad, un grupo de ediles están dispuestos a tratar sobre tablas y “lo más rápido posible” un proyecto que limite y controle rigurosamente el emplazamiento y funcionamiento de ferias como “El Progreso” en todo el ejido de Villa Carlos Paz. Esta rápida convergencia de intereses, que sorprende por su rapidez de acción, se apoya en una serie de argumentaciones que, teniendo en cuenta diversas situaciones y posicionamientos anteriores, reflejan varias y marcadas contradicciones, las que al ser analizadas con un poco más de profundidad dejan entrever la persistencia de prejuicios culturales todavía firmes en nuestra sociedad.

Los argumentos en contra

En primer lugar, Jorge Fernández Campón, presidente de la entidad comercial, subrayó que estas ferias manejan precios reducidos “porque incumplen las leyes, con contrabando, trabajo esclavo, o robo de marcas, entre otras situaciones.”

Si de verdad hay tanta preocupación por el “incumplimiento de leyes, trabajo esclavo o robo de marcas”, nos preguntamos: ¿por qué no hay la misma preocupación sobre la existencia de talleres clandestinos denunciada en un conocido medio periodístico local, el cual hasta el momento no ha sido objeto de una explícita y pública declaración condenatoria, ni tampoco de acciones inmediatas para controlar y hacer cumplir las leyes correspondientes en estos casos?[1]

Otro de los argumentos expuestos fue expresado por el concejal de Carlos Paz Unido Hugo Bustos, quien señaló lo siguiente:

“La Salada no favorece a la marca Carlos Paz, que está bien posicionada a nivel nacional. Darle a Carlos Paz el destino de La Salada es mirar para abajo y no para arriba. Tenemos que defender a los comerciantes locales.”[2]

Las palabras de Bustos, en primer lugar, aparentan mostrar un fuerte rasgo de desprecio por lo popular, al expresar que “el destino de La Salada es mirar para abajo y no para arriba.” Rechazar un emprendimiento comercial por “mirar para abajo”, es decir, cuyo destinatario son los sectores populares, ¿no significaría rechazar cualquier otro tipo de comercio que quiera implantarse con semejante fin? ¿No implica, además, un severo perjuicio contra los habitantes de la ciudad, impidiéndoles acceder a comprar mercaderías de forma más económica? ¿No hay, por último, una actitud discriminatoria en esas palabras?

Por otra parte, Bustos señala que esta medida tiende a “defender a los comerciantes locales”. En este caso, hay un tratamiento desigual de parte del actual gobierno con respecto a la feria El Progreso y a la posible instalación de una sucursal de McDonalds en Villa Carlos Paz. Con respecto a esta última, que también podría representar una amenaza económica a los comerciantes locales como muchas voces críticas lo han señalado, sus principales responsables fueron atendidos por el propio Intendente[3].

Lo más paradójico del caso, es que fue el propio Avilés en su época de concejal, junto con las ediles Merlino y Gómez (de su actual partido), quienes presentaron hace pocos años atrás un proyecto de ordenanza tendiente a fijar un marco legal para regular la instalación de hipermercados y shoppings dentro del ejido municipal. En sus fundamentos expusieron el grave peligro que representaban este tipo de actividades comerciales de origen transnacional:

"Además, no se puede pasar por alto el hecho de que estas multinacionales generan puestos de trabajo deficientes y afectan la producción local de mercaderías"; añadieron, para luego completar: "Debemos proteger a la gente de Carlos Paz, porque son quienes invierten sus ganancias en la ciudad, mientras que estas empresas sacan estos capitales del país. Nosotros creemos que es necesario fijar un marco regulatorio, para garantizar la supervivencia de los comercios que ya existen en la ciudad".[4]

Prejuicios que refuerzan desigualdades

Las contrariedades del discurso y la práctica política nos demuestran, claramente, que existe una fuerte opinión en los representantes de la vida política y comercial carlospacense sobre lo supuestamente benéfico y “bueno” de las grandes inversiones de “calidad” (que ha conllevado acciones tales como el proyecto de eximir de impuestos a futuros emprendimientos hoteleros de gran categoría) y lo “malo” que representaría la instalación de una feria de ropas en la ciudad cuyo principal destinatario son los sectores más vulnerables de la comunidad, los mismos que se ven impedidos de acceder a las costosas vestimentas que se ofrecen en buena parte de los comercios destinados a ese fin.

Hasta el momento, los argumentos a favor del control, limitación y, en ciertos casos, la prohibición de la radicación de la feria El Progreso se basan más en prejuicios que en criterios concretos. Como vimos, la posibilidad de radicación de los dos emprendimientos mencionados (la feria y McDonald’s) trae consecuencias similares en el comercio local. Sin embargo, uno es bien visto, mientras que el otro es denostado. ¿Por qué?

Sobre la feria El Progreso, pesa una visión construida mediáticamente que se trata de un ámbito donde reina la ilegalidad y el empleo precario e informal. Primero, no se han mostrado datos fidedignos sobre esto por parte de quienes lo denuncian. Asimismo, y si ello fuese así, no es algo que caracterice sólo a esta feria comercial. Como mostrásemos con el ejemplo de las fábricas clandestinas que hay en la ciudad, la práctica de lo ilegal, como el empleo no regularizado, la explotación laboral, la evasión fiscal, etc., se da con mucha más frecuencia en el comercio local de lo que pensamos. Incluso, la propia firma estadounidense ha sido acusada en varias oportunidades por hechos similares en nuestro país.[5]

Por otra parte, la afectación al comercio local puede venir tanto de El Progreso como de McDonald’s. Sin embargo, uno es recibido por el Intendente (y sin voces oficiales en contra de la institución que representa a los comerciantes locales), y el otro por una ordenanza y pedidos expresos para reforzar los controles y limitar fuertemente su campo de acción. Sin dudas, creemos que detrás de esta doble vara para medir a unos y otros se esconden profundos prejuicios culturales de los sectores más pudientes hacia cualquier manifestación relacionada con lo popular, los que, como en este caso, tienen rápida respuesta del poder político.

Esperemos, pues, que nuestras autoridades recapaciten, dejen de lado prejuicios que las pueden llevar a cometer actos reñidos con la igualdad de derechos, y abran un espacio de debate mucho más amplio acerca de las características de las inversiones que lleguen a la ciudad, siempre teniendo en cuenta que las mismas deben posibilitar un beneficio no sólo a unos pocos, sino al conjunto de quienes vivimos en Villa Carlos Paz.

carlospazdespierta@gmail.com   


[1]Los talleres clandestinos de Carlos Paz hacen la costura casi al 100% de, por lo menos, una importantísima marca de venta de ropa por catálogo y muchas marcas subsidiarias de otras más grandes. En el ambiente de los fabricantes cordobeses, la plaza es conocida como la que tiene gran cantidad de oferta de talleres y de distintas calidades en la costura.” En: http://carlospazvivo.com/carlos-paz/ciudad/10642-textiles-clandestinos-en-carlos-paz]
[2] http://www.carlospazinforma.com.ar/amplia_noti.php?id_noti=3970
[3] http://www.carlospazvivo.com/negocios/10401-mc-donals-desembarca-en-carlos-paz
[4] http://www.eldiariodecarlospaz.com/2010/abril/28_04_10/ab1028b.html
[5] “Detectan irregularidades laborales con adolescentes de McDonald´s”, en: http://www.lajornadaweb.com.ar/ampliar_noticia.php?id_noti=1102